Los tiempos difíciles en los que prácticamente
ningún puesto de trabajo está garantizado, son el caldo de cultivo de ciertos
personajes que se caracterizan por su inseguridad, su falta de talento y su
habilidad para hacer creer a sus jefes que son más necesarios que sus
compañeros.
Los expertos consultados definen a este
sujeto como alguien "poco comunicativo", que apenas participa en las
reuniones salvo para intentar frenar cualquier cambio o innovación que se
proponga; individualista; reacio a la colaboración; políticamente correcto;
gran escaqueador; conocedor del organigrama de la empresa y de su
funcionamiento.
En definitiva, se trata de una persona
que trabaja mucho para ganarse a los jefes y muy poco para ayudar a sus
compañeros y al equipo.
Este individuo suele asumir un exceso
de carga de trabajo, en parte por echar una mano, en parte por tratar de
ganarse el engañoso título de imprescindible. Lo malo es cuando descontrola esa
hiperactividad y resulta nociva para el equipo, ya que lejos de aportar nada
acaba siendo un cuello de botella y no cumple sus compromisos. Ocasional o no,
este personaje es uno de los tipos tóxicos que se pueden encontrar en la
oficina. Y los compañeros poco pueden hacer para evitar que se comporte así.
Lo ideal sería que la plantilla
advirtiera al jefe de la actitud del sujeto. No obstante, casi nunca pasa
porque en la mayoría de las organizaciones la comunicación no funciona como
debería. Lo que suele suceder es que se generan políticas de pasillo. Es decir,
los compañeros comentan el comportamiento del tipo entre ellos y nunca con el
responsable del equipo porque "esta figura no se sale de los límites
permitidos".
Además estos profesionales saben muy
bien qué teclas deben tocar para ser reconocidos por sus superiores. Sin
embargo, "los jefes tendrían que sospechar de aquellos que les hagan
demasiado la pelota. No deberían permitir que surjan estos comportamientos
porque crean mal ambiente, desmotivación y afectan al rendimiento, la falta de
actuación del líder provoca que el grupo sancione socialmente al super
trabajador.
Cómo detectar la manzana podrida
1. Faltan a la verdad.
2. Se muestran muy ocupados y fomentan
el presentismo.
3. Se apropian de logros ajenos.
4. Falta de talento.
5. Se preocupan de que los demás bajen
aunque ellos no suban.
6. Dan la sensación de estar a la
última.
7. Juegan mucho a la política.
8. Hacen la pelota para buscar
padrinazgo.
9. Controlan el proceso de evaluación.
10. Son sensibles a las necesidades de
los demás porque las consideran obstáculos para su vida laboral.

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