EL PAÍS. Quizás ahora, tras ver lo que está pasando en
No
puede ser que pongan y destituyan a los trabajadores según su disposición a
hacer lo que el político quiera, ni que, para ello, se coloque a personal que
debe estar al servicio del ciudadano mediante fórmulas interesadas.
La
oposición es el único sistema que garantiza la independencia de la Administración
frente a intereses particulares, partidistas y alejados del ciudadano y del
servicio público. Así, cuando usted señala la mala disposición de un trabajador
en la Administración ,
lo más probable es que esté señalando al hijo o amigo del jefe político.
Funcionarios
de oposición, dentro de la masa de empleados públicos, ya quedamos muy pocos.
Son
muchos años destruyendo la figura del funcionario para poder usar el dedo a
discreción, ideando fórmulas para meter a los suyos y para impedir que accedan
ciudadanos libres e independientes sin intereses creados; para campar
legalmente a sus anchas y usar lo público en beneficio propio; para confundir a
la ciudadanía y que no distinga a los enchufados y a los políticos (con toda la
carga que la palabra “político” conlleva en la actualidad) de los funcionarios
de oposición.
En
el mismísimo momento en el que el último funcionario de oposición desaparezca,
nos habremos convertido definitivamente en un país bananero; y el dinero de
todos (aún más) servirá para alimentar a castas de parásitos sociales y ya no
habrá barreras para impedirlo.
Ya
no habrá funcionarios de oposición que puedan dar fe de la mala fe.
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